En tus noches de insomnio, que por tus cartas son las más, yo sería la silla que te soporta, o la que te mantiene despierta, para sentir que estás viva.
Sería una silla, seguro, porque en ella transcurre tu insomnio.
O la silla que te descansa los pies, para que las venas no revienten de furia y la sangre no se salga de su cauce normal, y rojo.
O la silla que sostiene los libros, para nada y para siempre. Líneas muertas, encapsuladas. Nadie sabe si resucitarán, o irán al fuego eterno. Quién sabe si alguien, piensa en ellas
La silla en el balcón que retiene un instante muy tuyo, bajo la lluvia, congelada en otra noche de insomnio. La forma del recuerdo desdibujada por la lluvia y las horas.
En tus noches de insomnio, que se multiplican como los malos pensamientos o los trágicos presagios, yo sería la silla que te abraza, mientras vos no reparás en la silla y un fuego te abrasa.
O la silla, sobre la que el perro espera un gesto, una mirada, una orden tuya que le indique que ahora sí, puede acercarse a lamerte los pies que reposan en una silla, moviendo la cola como loco.
Imagen: Vincent Van Gogh - La silla de Van Gogh
O la silla, sobre la que el perro espera un gesto, una mirada, una orden tuya que le indique que ahora sí, puede acercarse a lamerte los pies que reposan en una silla, moviendo la cola como loco.
Imagen: Vincent Van Gogh - La silla de Van Gogh