martes, 14 de febrero de 2012

Vacío (II)

"- Y quién es mi padre?
 - Un simple vacío."


"1Q84" - Haruki Murakami
                                                                                 
Vengo del Vacío a suplir un  vacío intrascendente. Un vacío que otro deja para volver al primordial Vacío, o quién sabe, tal vez sólo se mueva hacia algún otro vacío que nadie le pide que ocupe, que podría quedar hueco, agujero, vacío, nada.
Caóticos vacíos, nubes enloquecidas de polvo imperceptible, dos, tres, cuatro lunas, buscándose, atrayéndose mutua e inútilmente, para complementarse de alguna forma que parezca “plena”, pero siempre es incompleta, imperfecta.
Vergas durísimas, vaginas dispuestas, otras con dientes, amores eternos, leyendas, religiones,  cuentos como brazos tiernos que nos acunan, hasta el retorno al Vacío, el perfecto Vacío, el que no puedo nombrar pero nombro desde mi capricho, desde mi impotencia, desde mi boca absurda, desde mi lengua enrevesada, desde mi paladar negro, desde mi cuerpo todo que pretende “conocer” lo que no le es dado conocer sino antes o después, no mientras, antes o después, cuando me despojo de esta pátina de arrogancia, y ésto, tampoco es.