jueves, 1 de agosto de 2013

Ensimismarme




Quería que llueva, que no dejara de llover, que no terminasen jamás estos días tan grises tan fríos. Quedarme demorado en mi soledad de frazadas, acurrucado tibiamente en los artificios de la vida burguesa. Los perezosos ensueños, el caos de libros y cuadernos, un lápiz, las pantuflas azules, el sopor de las siestas, el agua en la chapa.
En las costas del Paraná, los chicos descalzos y tatuados de escalofríos y moco sacaban los muebles desflecados de sus ranchos, los perros empapados hasta el hueso, sus juguetes, tristes y sin miembros condenados a un destino de barro.