martes, 28 de septiembre de 2010

Muerte (IV)


"Cuando pienso en mí mismo muerto
pienso en alguien haciéndote el amor
cuando no estoy por ahí..."

Charles Bukowski

El día de mi muerte, nadie se dará por enterado. Nadie extrañará mi presencia, mi amargura o mi alegría. Quedaré tirado en mi colchón, o en el baño, o en un sillón. La radio encendida, o el televisor, construyendo una realidad de ficción, paralela a mi cadáver.
Afuera, la gente seguirá en sus asuntos, corriendo de un lugar a otro, riendo de cualquier cosa, bailando, o velando a sus muertos. Nadie me velará. Nadie llorará ni esgrimirá frases comunes: "era un buen tipo".
No habrá oficios religiosos ni santa sepultura. No habrá pira ni responso. No habrá, claro, un instante antes de morir, una piadosa extremaunción.
El día que muera, no quedará rastro de mí sobre la tierra, ni en los libros, ni en la mente de algún hombre. La mujer que amo seguirá haciendo el amor con el hombre que ama, sin pensar en mi, ni un segundo.
Como mi propia existencia, mi materia se irá consumiendo despacio, entre gusanos y moscas revoloteando. Los aromas llegarán a la calle, pero nadie prestará mayor atención. Lo adjudicarán a los caños subterráneos, a la basura o quién sabe. La ciudad huele a podrido de todas formas.
Después, pasarán los días, y en algún lugar de la casa, quedará una mancha donde antes estuvo mi cuerpo. Pasarán los años, y probablemente, alguien reparará en la casa vacía. La tomará para sí, la limpiará de sombras, la pintará, la llenará de buenos aromas, y no se preguntará demasiado sobre sus habitantes pasados.

Imagen: Robert Motherwell - In Plato´s cave

10 comentarios:

  1. Sabiendo eso vivo ya se está muerto. O no?
    Que dolor espantoso.

    ResponderEliminar
  2. Eres impactante, lo sabes. Bueno, ese narrador debería saber que somos cerebro y que los cerebros inteligentes se interconectan más a menudo de lo que sospecharía alguien tan poco alegre. Impactante en cualquier caso. El día que vistas de azul tu blog, te juro que me apunto a la fiesta. (Dije azul, que es siempre contenido y elegante)

    ResponderEliminar
  3. Wow!.....soy más engreída en una parte,pero por lo demás...así quiero mi muerte. Eres....eres.....no tengo forma de describirlo.

    ResponderEliminar
  4. Esa vigilia da para mucho...

    Tan bukowskiano. Él, en un poema sobre la escritura:

    "Si vas a intentarlo,
    hazlo hasta el final
    no hay otro sentimiento como ese.
    a solas con los dioses
    y las noches se iluminaran con fuego"

    ResponderEliminar
  5. Edmundo, el teatro que envuelve a la muerte de uno es realmente feo. Morir solo como describes quizá no fuera tan malo, además ¿qué importa si se acuerdan o no de nosotros?

    (Por deformación profesional, añado que sería muy difícil no hallar restos de un cadáver en esas condiciones que nos describes. ¡Qué asco doy destrozando el romanticismo de tu escrito!)

    ResponderEliminar
  6. No es famoso como Bukowski, pero me gusta:

    "Cuando tengas ganas de morirte
    esconde la cabeza bajo la almohada
    y cuenta cuatro mil borregos.

    Quédate dos días sin comer
    y veras que hermosa es la vida:
    carne, frijoles, pan.
    Quédate sin mujer: verás.

    Cuando tengas ganas de morirte
    no alborotes tanto: muérete
    y ya"
    Jaime Sabines

    +++++++++
    Un beso

    ResponderEliminar
  7. Noooooo, no dije que lo quisieras. Me faltó eso. Dispensa si me mal expresé.

    Un beso

    ResponderEliminar
  8. Alguien siempre te echará de menos...

    Besos

    ResponderEliminar
  9. Me cae bastante gordo Bukowski, pero me identifico absolutamente con tu texto. Sin embargo, no lo dudes, tú seguirás presente en esa casa, por muchas manos de pintura que le den a sus paredes. No me refiero a energías desconocidas, formas fantasmales y todo ese tipo de canelos para fans de lo paranormal. Me refiero a tus recuerdos, a tus propios recuerdos, a la memoria de tu vida depositada en cada centímetro cuadrado del suelo de tu casa. Aun muerto, aun sin nadie que te recuerde, todo está ahí.

    ¡salud Edmundo!

    ResponderEliminar
  10. No sé, o sea, tu texto es fabuloso pero la muerte para mí es un regalo. Es decir, el hecho de ser mortal. De chica cada noche me imaginaba dentro de un ataúd y tenía pavor. Entonces decidí que quiero que me cremen y se acabó. No le temo a la muerte, temo no saber vivir la vida.

    ResponderEliminar