lunes, 4 de octubre de 2010

Transición en los bordes


Me siento sobre una monturita que está al costado de la cancha, y desde ahí, miro a los chicos jugar. A veces me hacen señas, a lo lejos, llamándome, pero a mi me gusta así, mirar, escucharlos gritar o pelearse entre risas. Yo no juego. A lo más, les alcanzo la pelota, pero eso es lo máximo.
En las siestas primaverales me encanta mirar fijamente el sol, hasta que se forman figuras extrañísimas en mis ojos, hasta que me olvido absolutamente del mundo y entro en otros mundos donde yo, decido quien soy y adonde voy.
Me gusta mirar las nubes, como a todo el mundo le gusta, darle un nombre a sus formas. Ver como se desplazan empujadas por el viento. Como pierden su forma original, como se difuminan a lo lejos.
Y en el otoño, me complazco en quedarme debajo de la llovizna finísima. Sé que los otros chicos me miran desde sus ventanas, porque ellos no juegan cuando llueve, sólo miran la lluvia caer, y a mi, que sigo mi rutina interminable, sentado en la monturita que se desgrana, mirando el espacio vacío e imaginando a los chicos jugar bajo la lluvia. Mojado vuelvo a mi casa, y me divierto escuchando a mi mamá advertirme sobre las inminentes enfermedades. 
Pero no me enfermo, porque un ángel, eso dice mi abuela y yo no creo, me protege de todo.
Muchos días de lluvia se suceden, y entonces ya me entra una sensación de desamparo, pensar en las caritas de los chicos detrás del vidrio, la nariz achatada, los ojitos entristecidos.
Siento que estoy atravesando un espacio de niebla y nadie me ve.

Imagen: Anselm Kiefer - Melancholia 

4 comentarios:

  1. El misterio está en por qué unos se quedan de un lado y otros de otro. Esas son formas mágicas..como las de las nubes.

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  2. Ni estar dentro ni fuera, tiene sus ventajas pero tambien inconvenientes.

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  3. atravezar sin ser visto,sin sentir ojos detrás...eso es desamparo,pero tus letras son cobijo.

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  4. Vi una exposición de Kiefer en Mallorca hace un par de años. Cuando he visto el cuadro con el que ilustras tu entrada me ha dado un vuelco el alma. Extraordinario Kiefer. Inquietante. Misterioso. Doliente. Apocalíptico. Escribí sobre él en mi blog.

    ¿Sabes? creo que los niños de tu texto estan encantados de que llueve y llueva. Así pueden anadr con la play todo el santo día. Excepto tu narrador, que sabe lo que es bueno

    ¡Salud!

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