viernes, 16 de septiembre de 2011

Tango


Una línea de amargura me atravesó, de cabo a rabo, hasta las uñas y hasta el suspiro. Las imágenes, atropellándose unas contra otras. El extrañamiento. Nada estalló, apenas un suave estupor, indescifrable, al principio. Un estupor forjando laberintos adentro, senderos confusos yendo y viniendo.
Pero un escalofrío en los dientes, doloroso, irrumpió, insistió en una parálisis de incomprensión. Implacable en el látigo sutil que escarba en la materia y urde metástasis, lentamente, fogoneado por la mano de la incertidumbre, hasta dejar bien sentado el vacío insondable.

Imagen: Jason Shawn Alexander

7 comentarios:

  1. Que´bueno. Suele ser así: nada estalla, todo es suave y silencioso, pero implacable.

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  2. Supongo que hay que ser argentino para vivir el tango.

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  3. Que intensidad...desgarradora!
    saludos!!!

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  4. Yo siempre tengo presente esa frase que dice: "La vida es un tango y hay que saber bailarlo". Yo no bailo.

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  5. Dices Tango,pero sabe a dolor y huele a ausencia a rabia...dices tango y parece verte bailar ...

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  6. Oh, oh, joder. Me voy a tomar esto como un regalo.

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  7. Bello. Cortázar dijo que "el tango es una música triste que se baila cuando está alegre". Yo cuando estoy alegre canto tangos (porque bailar definitivamente no es lo mío). Lo canto alegre aunque no dejo de ser consciente de toda esa amargura que subyace. Convierto esa amargura que subyace en un grito de euforia. Repito, una belleza de texto. Amo el sabor de derrota que llevan las notas del tango, de arrastrar la cabeza y volver a levantarla, la impronta del antihéroe....Creo que siempre tuve alma argentina

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