lunes, 29 de octubre de 2012

Tiempo



No es que pase el tiempo - que no pasa - sino que nos pasa, nos aplasta, nos turba, nos marca, nos desgarra, nos condena y en cruel instancia, nos suprime. Somos nosotros, agobiados, los que cesamos, los que fugazmente estamos y en un segundo, ya no estamos. Peor aún es que cesen los que amamos y quedemos en intolerable y amarga horfandad. Que aquello que amamos ya no sea algo exterior y amable, sino un agujero adentro nuestro.
El tiempo no se inmuta, no se apiada, no se encoje ni se expande, no se tuerce y nos acecha con esa arma arrojadiza que atraviesa los cuerpos y los objetos, pero persiste en su trayecto desde siempre - el útero y la cuna -; y al final FINAL - la tierra y su humedad - nos alcanza y nos expulsa de su cuenco protector, nos despoja de todo, de sentidos, de conciencia y de materia, nos convierte en nada, pero nada. 

Imagen: J. L. Lardi

3 comentarios:

  1. Te releo y me sorprendo: "Que aquello que amamos ya no sea algo exterior y amable, sino un agujero adentro nuestro." Este pensamiento coincide con el mío de que cuando pierdes a alguien al que amas, ese alguien deja de ser fuera de ti. No sé, quizás no debería sorprenderme. Tal vez todas las personas llegamos a esa conclusión en algún momento dado de ese proceso de pérdida(la única real). Y ese agujero del que hablas, como si el dolor dinamitase lo que el ser amado es dentro de uno, una mutilación del corazón, donde la piel que hemos perdido sigue doliendo. Y cuánta razón, es el tiempo el que pasa sobre nosotros, es aplastante y no da opción de retroceso. Por eso quizás haya que adaptarse a su compás, y ser uno con él, en lo posible...Beso

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  2. Una de las personas que más amé se convirtió en uno de esos agujeros de los que hablas. De ninguna forma he podido cubrirlo. Y como aquella persona decía "El tiempo, siempre el tiempo..."

    Un fuerte y cálido abrazo atemporal.

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  3. Edmundo,

    He llegado a tu blog por una amiga… Y me quedo.

    Tu microrrelato me ha turbado. Es muy bueno y certero: justo en la diana. Está claro que, el tiempo es inmutable mientras que nosotros nacemos con fecha de caducidad. Una abrazo, Ann@

    PD Te invito a mi blog y si te gusta, sería un honor que participaras en él. Gracias.

    http://annagenoves2012.blogspot.com.es/2012/10/out.html


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